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Fisioterapia para el dolor crónico de espalda

La fisioterapia proporciona un tratamiento que es muy útil cuando el dolor de espalda dificulta la movilidad. Este tipo de dolor hace complejo para los pacientes la realización de tareas cotidianas. Este tratamiento busca que los pacientes puedan moverse mejor. Esta terapia debe contribuir en la disminución del dolor. Como todo tratamiento fisioterapéutico también ayuda a mejorar las funciones físicas.

La meta es hacer que las actividades diarias de los pacientes sean más sencillas. La fisioterapia, podría ayudar a un paciente a caminar, a subir escaleras o a acostarse y levantarse de la cama. La idea siempre es mejorar su condición física.

¿Cómo es un tratamiento de fisioterapia para la espalda?

Es importante recordar que la  fisioterapia puede utilizarse sola o junto con otros tratamientos. Los tratamientos se pueden realizar en distintos espacios. Puede ser clínica, hospital, gimnasio o de forma individual.

En todos los casos el fisioterapeuta  examinará la condición en la que se presenta el paciente y a partir de ahí  elaborará un plan de tratamiento específico. En el caso del dolor crónico de espalda, se analizará la flexibilidad, la fuerza, la resistencia, la coordinación y el equilibrio.

Los primero que hará el fisioterapeuta será buscar una forma de reducir el dolor y la hinchazón. El tratamiento debe aumentar la flexibilidad, fuerza y resistencia del paciente. La fisioterapia casi siempre incluye hacer ejercicio. Busca reactivar físicamente al paciente. Entonces, puede incluir estiramiento, ejercicios de los músculos del tronco, levantar pesas y caminar. Es posible que el terapeuta proponga realizar una rutina en casa.

Para este tipo de padecimientos el  fisioterapeuta también podría utilizar terapia manual, basada en masajes corporales. Otra probable estrategia puede ser la estimulación eléctrica, o el uso alternado de terapias apoyadas en calor, frío y agua.

Tratamientos pasivos y activos

Con estos pacientes la fisioterapia incluye tratamientos activos y pasivos. Los tratamientos pasivos ayudan a que el cuerpo se relaje y el dolor disminuya. Son llamados pasivos porque el paciente no tiene que participar activamente con actividad física para que sean eficaces. Estos incluyen el estiramiento, la rutina de ejercicios, los masajes, las terapias de calor y frío.

Mientras que en la parte activa de la fisioterapia, el terapeuta enseñará diversos ejercicios para mejorar la flexibilidad, la fuerza y la estabilidad de los músculos abdominales, de la espalda y glúteos, así como el rango de movimiento de tus articulaciones.

Cada programa de terapia física es individual, en función al historial y estado de salud de cada paciente. El tipo de ejercicios se concentra en cada padecimiento porque los dolores podrían no tener la misma causa.

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