La película Roma (2018), del director mexicano Alfonso Cuarón. Ha sido elogiada por la crítica en cuanto a su diseño y edición de audio. Y es que Cuarón se distingue por el cuidado que imprime en el detalle, así que el diseño sonoro de su más reciente entrega, no es la excepción.
Sergio Díaz, Skip Vievsay y Graig Henighan
Son los responsables de que en Roma el arte sonoro posea la virtud de ubicar en un espacio temporal al público, es a través del sonido —sobre todo en el interior mismo de sus distintas escenas— donde se puede apreciar esta cualidad sonora. La sensación es lograda gracias al trabajo realizado por este equipo con el sistema envolvente Dolby Atmos, su trabajo consigue generar una inmersión sónica tridimensional en las salas cinematográficas.
¿Cómo es la experiencia sonora en Roma?
Durante el desarrollo de la película es posible apreciar objetos sonoros en movimiento, éstos, se mueven de manera independiente en planos y con intensidades sonoras disímiles por el espacio acústico. Las voces, que a veces son gritos, los disparos, respiraciones o susurros y cada evento sonoro envuelven a la audiencia de una manera casi real, construyendo una experiencia sensorial palpable que expande y sobrepasa la bidimensionalidad de la imagen proyectada en la pantalla.
El comportamiento sonoro de los objetos durante la película, es lo que induce a una sensación acústica de fondo y superficie, este efecto se logra con desplazamientos hipnóticos de casi 360 grados, permiten resaltar los pequeños detalles en la manufactura del audio en este largometraje.
La escena en que Cleo —la protagonista— y su novio asisten a ver película en el antiguo Cine Metropólitan es ejemplar. Desde el inicio de la escena —que además es una autoreferencia a Gravity— el espectador de Roma logra escuchar el ruido del proyector de la época, todo sucede al fondo de la sala, crea la sensación de que este proyector está realmente en la sala, como si el espectador estuviera acompañando a los personajes en la función del Metropólitan.
Ahora, los diálogos familiares, poseen la característica de que siempre las voces de los niños cruzan la sala del cine, como si su desplazamiento dentro de la casa sucediera en la sala de cine. Mención aparte, tiene la icónica escena del mar. Aquí las olas del mar ejecutan un crescendo sonoro que acompaña a la protagonista en la escena más dramática de toda la historia. Cleo irrumpe en las agitadas aguas, en un mar furioso, toda la tensión dramática se apoya en una acústica perfectamente sincronizada.
Sin duda, el logro sonoro de Roma es de aplaudirse. No es fácil hacer que los asistentes sean testigos espaciales de la narrativa fílmica, y menos aún que el arte sonoro sirva como metáfora de los eventos. Enhorabuena por el quipo de esta aclamada película, ahora basta esperar los reconocimientos de la academia la noche de los Oscars 2019.
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