El slow fit es una forma eficaz de generar densidad ósea. Se basa en el principio que versa “calidad frente a cantidad” requiere un cuidado extremo de la técnica. Este método slow, se realiza por medio de cadencias de ejercicios de diez segundos.
Permite quemar calorías y ponerse en forma de forma eficaz. No tiene en sí una intensidad estándar a la cual se deba entrenar para que el trabajo sea efectivo. Su principio es que las pulsaciones pueden ser igual de altas corriendo que usando la caminadora, si tiene resistencia de cuesta. La lógica indica que en ambos casos, el cuerpo necesita adaptarse a la situación.
Expertos en fitness señalan que el método slow se logra un mejor equilibrio entre el cuerpo y la mente. La razón es que se presenta como alternativa menos agresiva y más dinámica para mantener la salud física y mental. Lo que hace que las personas que van iniciando en el fitness elijan el slow fit es que promueve la lentitud, lo que favorece el descubrimiento y dominio del propio cuerpo desde el inicio.
El slow fit frente al entrenamiento de alta intensidad
El slow fit se ofrece en los gimnasios como una alternativa a los deportes de impacto, se pondera el hecho de que es fácil de adaptar a cualquier edad y condición física.
Frente al entrenamiento de alta intensidad, el slow fit presenta los mismo beneficios, pero no tiene los mismos objetivos. El entrenamiento de alta intensidad tiene una repercusión más metabólica y cardiovascular, y sus objetivos están enfocados en mejorar la composición corporal. Mientras que el slow fit pertenece a las disciplinas de la categoría de body & mind. Esto, porque mejora capacidades como: la coordinación, la movilidad y la flexibilidad, reflejándose en una mejor postura corporal.
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