La música tiene el poder de transportarnos a otros mundos, de despertar distintas emociones o cambiar nuestro estado de ánimo.
En el cine, por ejemplo, la música cumple un papel fundamental para generar un clima dentro de la película y en el espectador se pueden dejar escenas memorables con determinadas bandas sonoras.
De forma similar sucede en los videojuegos, la música tiene un papel fundamental para la creación de ambientes, o momentos en el juego donde se tiene que generar ciertas sensaciones en el jugador. Aunque expertos en la creación de videojuegos aseguran que la producción musical debe hacerse de forma detallada y organizada para crear diferentes experiencias dentro del videojuego.
Y es que la diferencia entre un soundtrack de una película y la música para un videojuego es que en los films la música sigue a la historia, hay un principio, desarrollo y final; en cambio en los juegos de video, podemos encontrar diferentes piezas musicales o efectos de sonido que llevan al jugador a diferentes niveles o a despertar en ellos ciertas sensaciones como miedo, angustia, alegría, coraje, sensación de combate o heroísmo.
¿Qué sería de un videojuego de terror o de batallas sin la música?
Expertos en musicalización de videojuegos señalan que la producción musical para un videojuego debe tener ciertas combinaciones en los acordes y diferente intensidad, por lo que en momentos la música entra fuerte y en otros apenas es casi audible, de lo contrario el jugador tendrá un bombardeo todo el tiempo con un mismo sonido que sólo provocará que no logre meterse por completo en el juego.
Hoy, la industria de los videojuegos exige cada vez más especialistas en producción musical y audio digital que sean capaces de crear grandes sinfonías para los juegos de video.
En el Instituto de Estudios Universitarios Amerike, podrás formarte como todo un creador y productor musical para videojuegos, apps, simuladores y serious games, estudiando la Licenciatura en Producción Musical Digital.
Contamos con un plan de estudios 100% europeo al estar supervisado por la Escuela de Nuevas Tecnologías Interactivas de la Universidad de Barcelona (ENTI-UB), y la Escuela de Música Avanzada y Sonido (EUMES).